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Simone de Beauvoir (Francia, 1908-1986) Novelista francesa existencialista y feminista. Hasta 1943 fue profesora de filosofía. Tras conocer a Jean Paul Sartre en la Sorbona, en 1929, se unió estrechamente al filósofo y su círculo. En su primera novela, La invitada (1943), exploró los dilemas existencialistas de la libertad, la acción y la responsabilidad individual, temas que aborda igualmente en novelas posteriores como La sangre de los otros (1944) y Los mandarines (1954), novela por la que recibió el Premio Goncourt. Las tesis existencialistas, según las cuales cada uno es responsable de sí mismo, se introducen también en una serie de obras autobiográficas, entre las que destacan Memorias de una joven de buena familia (también conocida como Memorias de una joven formal) (1958) y Final de cuentas (1972). Sus obras ofrecen una visión sumamente reveladora de su vida y su tiempo. Entre sus ensayos escritos cabe destacar El segundo sexo (1949), un profundo análisis sobre el papel de las mujeres en la sociedad; La vejez (1970), sobre el proceso de envejecimiento donde critica apasionadamente la actitud de la sociedad hacia los ancianos, y La ceremonia del adiós (1981), donde evoca la figura de su compañero y colega de tantos años, Jean Paul Sartre
 

F

FACCION
FACTORES DE PODER
FEMINISMO
FILIACION POLITICA
FINANCIACION DE LA POLITICA
FINANCIAMIENTO DE ELECCIONES
FISCALIZACION DE ELECCIONES
FORMACION POLITICA
FORMULA ELECTORAL
FORMULA EQUILIBRADA
FRAUDE ELECTORAL
FRENTE AMPLIO
FRENTE POPULAR
FUERZA POLITICA
FUERZAS, CORRELACION DE
FUNDAMENTALISMO
FUSION

 
  Adquiera  


FEMINISMO

Es un movimiento social, con repercusiones políticas, jurídicas y culturales, encabezado por las mujeres, a favor de la igualdad de derechos con el hombre en todos los campos y formas de relación entre ambos sexos, de modo que la mujer disfrute de igual status y libertad que el hombre para decidir su propia vida. Lucha en contra del argumento ideológico masculino de que las mujeres no pueden ni deben ser tratadas igual que los hombres, ya que por su diferenciación sexual su papel principal es asegurar la reproducción biológica y perpetuar la familia, por lo que sus roles sociales deben ser distintos. Estas aseveraciones tradicionalistas de carácter patriarcal consideran la diferencia sexual como la diferencia biológica que coloca a la mujer en una posición de inferioridad social justificada por su propia naturaleza.

El feminismo puede definirse de dos maneras:

11. En estricto sentido es un conjunto de ideologías políticas que propugnan la igualdad de la mujer, el fin de la teoría sexista y de la opresión social femenina.

2. En un análisis más profundo, es una variedad de estudios interrelacionados que se dedican a observar, analizar e interpretar las diferentes formas en las que se construyen las desigualdades de género, y se imponen y se manifiestan en todas las instituciones, de modo que están presentes en todos los detalles de la vida cotidiana. Parte del argumento feminista es que la situación actual sustenta al patriarcado.

A lo largo de su existencia, el pensamiento feminista y sus respectivos estudios se han enfocado desde tres perspectivas distintas:

a. Liberal.

Al igual que el pensamiento liberal surge en Europa en el período de la Ilustración y argumenta que los problemas sociales de la mujer se deben a la ignorancia y a los impedimentos para elegir sus actividades y estilo de vida libremente.

Las desigualdades de género, en este enfoque, se explican como resultado de los procesos de socialización que obligan a la gente a crecer con la idea distorsionada y perjudicial acerca de lo que debe ser un hombre y una mujer y les dicta la forma en que deben vivir, restringiendo su libertad de escoger otras opciones de vida con iguales oportunidades que el hombre. La solución está en cambiar estas ideas y prácticas de la cultura a través de reescribir los textos escolares, reformar las leyes y suprimir esta discriminación.

Aunque este es el pensamiento que predomina en la mayoría de los países industrializados de hoy, se le critica la falta de un análisis histórico que explique el origen de la desigualdad de género o un estudio sociológico en un gran contexto institucional. En lugar de ello aceptan, como un hecho lo que ocurre en las sociedades patriarcales como el capitalismo, militarismo, sistemas legales adversos, competitivos y jerárquicos. No ven en estos sistemas el origen del problema de la mujer, sino la falta de acceso de las mujeres para ocupar una posición dentro de ellos. Así las mujeres sólo luchan por llegar a ser dirigentes políticos, militares o corporativos y no perciben como digno de un análisis feminista a la guerra o al sistema capitalista.

b. Marxista.

Encuentra una conexión causa - efecto entre el capitalismo y la subordinación patriarcal de la mujer. Desde este enfoque, las mujeres son una clase explotada por sus esposos en la familia y por los empleadores dentro del mercado laboral, dados los salarios que perciben en el sistema de producción capitalista. De este modo, las mujeres realizan un gran trabajo en el hogar sin ninguna remuneración o tan sólo a cambio del sustento; en el ámbito laboral las mujeres son mano de obra barata, especialmente si trabajan tiempo parcial, ya que se les ve como esposas y madres cuyo ingreso es complemento del sueldo del esposo, por lo que no hay por qué pagarles más.

Según este enfoque, la condición de explotación y opresión de la mujer se hizo permanente desde el inicio de la división del trabajo y su sometimiento alcanza las esferas política, social y cultural, por lo que existe una estrecha relación entre las luchas para su liberación y las que pugnan por una nueva organización de la sociedad.

2La crítica más fuerte a esta postura es que ignora el hecho de que el patriarcado surgió miles de años antes que el capitalismo y por tanto, ésta no puede ser una explicación de la explotación de la mujer; asimismo; no toma en cuenta que en países socialistas como China y la Ex - Unión Soviética también se presenta la dominación del hombre sobre la mujer. En todo caso, el capitalismo desempeña un papel importante dentro del patriarcado tradicional donde el predominio masculino toma su forma por medio del control de la tierra y de los medios de producción dentro de las granjas familiares. Sin embargo, dentro del capitalismo industrial la gente no posee ni tierras productivas ni recursos económicos, por lo que busca otros caminos para ejercer el dominio, como puede ser el control del empleo, salarios e ingreso familiar. Esta circunstancia tiene también consecuencias negativas para los hombres.

c. Radical.

Se opone tanto a los argumentos liberales como a los marxistas y aduce que la discriminación de la mujer no se debe a la ignorancia, ni a la falta de libertad o al sistema capitalista, sino que es producto de los esfuerzos conjuntos de los hombres para dominar, controlar y explotar a la mujer. El problema central es entender como se produce y controla la subordinación de la mujer, cuáles son sus efectos y cómo evitar que se siga presentando. Asimismo, cómo a través de la mayoría de las instituciones sociales la dominación masculina les permite reforzar estas actitudes colectivamente.

2Por lo tanto, la postura radical percibe que el capitalismo, los regímenes militares, las jerarquías, etc. son manifestaciones de los valores y creencias esenciales del patriarcado y vehículos por medio de los cuales mantiene el hombre su dominación, al igual que utiliza la violencia contra las mujeres, la obsesión por la heterosexualidad y la organización de la familia tradicional como medios de la dependencia y sometimiento femeninos.

Reconocen la sexualidad como el centro de la opresión por lo que concentran su atención en asuntos como el control de la natalidad, el libre ejercicio de las preferencias sexuales y la violencia sexual.

Una de las críticas principales a este punto de vista, es que ignora las tendencias inherentes del hombre hacia la dominación y agresión; tampoco considera las variantes de las condiciones de las mujeres en función de sus etnias, raza o clase social, así como un análisis que involucre múltiples perspectivas.

El feminismo es una respuesta a las condiciones de vida de la mujer: sin derecho a voto, sujeta a leyes que tenía que obedecer sin ninguna posibilidad de participar en la elaboración de las mismas, sin control legal de sus propiedades, sometida a las decisiones de su marido y sin ninguna oportunidad de educación mas allá del nivel básicos y desde luego, de empleo diferente a las labores domésticas. Estaba totalmente sometida y dependiente del hombre, ya sea padre, hermano, marido o hijo; limitada a la casa y sin otra perspectiva que el matrimonio y los hijos.

3Algunos autores ubican los orígenes del feminismo en los Estados Unidos en los años sesenta, período que marca la época moderna del mismo, pero otros se refieren a situaciones anteriores que surgieron desde los últimos años de la Edad Media y durante el Renacimiento cuando escritoras valientes condenaron el ambiente misógino producto de las ideas de la Contrarreforma Católica y se ocuparon de la identidad social de la mujer y de su actuación en la vida política.

Más tarde, existieron movimientos similares, como los iniciados en el Siglo XVII en Italia con el planteamiento del problema de la condición femenina por tres mujeres intelectuales de origen veneciano, que de una u otra forma estuvieron orientados a la emancipación de su situación desventajosa; y los ocurridos en Inglaterra en el Siglo XVIII, donde lucharon por la igualdad entre los sexos y por las mismas oportunidades que los hombres por considerar que poseían las mismas capacidades que ellos.

Se ubica el comienzo del feminismo, en Francia a fines del Siglo XVIII, en forma simultánea a la Revolución Francesa cuando Felicité de Keralió ( 1789 ) presenta a la Asamblea Constituyente el primer Cuaderno de Queja de las Mujeres y dos años después, Olimpie de Gouges ( 1791) redacta la Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana, dado que la otra Declaración había sido para los hombres y no para las mujeres. Gouges fue una promotora muy activa que buscaba la igualdad de derechos para intervenir en la formulación de leyes, en forma directa o indirecta y también fue una organizadora de círculos femeninos, clubes como los de Robespierre, motivo por el cual fue guillotinada en 1793; antes dijo: "Si la mujer puede subir al cadalso, también tiene derecho a llegar a la Asamblea". El feminismo fue así, el resultado de extender los ideales libertarios, igualitarios y reformistas de la burguesía al campesinado, a los obreros y finalmente a la mujer.

43La influencia de los sucesos revolucionarios galos tuvo un desarrollo singular en Inglaterra, donde ya en 1792, apareció la obra de Mary Wollstonecraft titulada Vindicación de los derechos de la mujer, en la que se criticaba el sistema educativo que preparaba a las mujeres para una vida de sumisión y fingimiento, y en la que se pedía la equiparación en derechos de oportunidades con el hombre.

Los efectos de la industrialización trajeron consigo la inserción de dos movimientos: por un lado, el de las mujeres de clase media, que lucharon para abrir las puertas de los centros educativos y ser admitidas en la vida profesional, y el que resultó de la creciente preocupación de los sectores sociales más sensibles a las terribles condiciones de trabajo producidas por la primera industrialización y sus lacras más evidentes: alcoholismo y prostitución.

De este modo surgió, a mediados del siglo XIX, el movimiento feminista con dos focos principales: Estados Unidos e Inglaterra, desde donde se extendió a otros países. Durante casi todo ese siglo, se produjo un lento periodo de formación en el que se amalgaman distintas empresas reivindicativas de derechos para la mujer y en las cuales confluyen, además, planteamientos ideológicos de diverso signo. Al finalizar el siglo, este proceso se aceleró y adquirió dimensión internacional, a la vez que puso el acento en una sola exigencia comprensiva de todas las demás: el voto femenino.

4Así, en Estados Unidos durante el Siglo XIX, las mujeres promovieron campañas en búsqueda de la reivindicación de sus derechos políticos por medio de folletos, libros y conferencias y asumieron una postura en favor de la abolición de la esclavitud. Para estas mujeres no se trataba sólo de conseguir el sufragio, sino de batallar por la igualdad jurídica y el derecho a la educación, el trabajo y la administración de sus propios bienes. Propósitos todos que, en la era del liberalismo burgués, únicamente podían conseguirse mediante la plena participación política en las instituciones parlamentarias, y que, en consecuencia, auspiciaron la formación de numerosas asociaciones sufragistas.

El 19 de julio de 1848, tiene lugar en Seneca Falls, New York, la primera convención feminista. Doscientas mujeres aprobaron la Declaración de Sentimientos, en la cual criticaban duramente su situación de subordinación en la sociedad y, fundamentalmente, la ausencia del derecho al voto. Era la primera reivindicación pública del voto, lo cual convirtió esta declaración en un mito para el movimiento sufragista.

4Con la 14ª enmienda constitucional, realizada después de la Guerra Civil, se concedió el voto a los antiguos esclavos pero no a las mujeres, lo cual motivó el surgimiento de nuevos movimientos, como la National Woman Suffrage Asociation, fundada por Cady Stanton y Susan B. Anthony y la American Woman Suffrage Asociation, encabezada por Lucy Stone. La primera asociación se enfocó a la lucha por el voto femenino en el nivel federal; la segunda, luchó en el ámbito local mediante el referéndum y logró sus primeros triunfos en los Estados de Wyoming (1869) y Utah (1870). Esta estrategia de ir ganando Estados, permitió muchas décadas más tarde, que fuera elegida en Montana la primera congresista norteamericana Janette Rankin (1917), aunque el voto femenino no existiera a nivel federal.

En otros países el feminismo también comenzó a manifestarse. En 1865, Louise Otto-Peters fundó la Asociación General de Mujeres Alemanas, cuyo propósito era el mejoramiento moral y profesional de las mujeres, que fue superada por las posiciones mucho más radicales de August Badel, influidas por el pensamiento de Marx, Engels y, sobre todo, de Fourier, de modo que este socialismo feminista se comenzó a desarrollar dentro del Partido Socialdemócrata.

En 1866, John Stuart Mill presentó ante la Cámara de los Comunes de Inglaterra una petición a favor del voto femenino y como respuesta a su rechazo se organizó al año siguiente la National Society for Woman´s Suffrage,dirigida por Lydia Becner. En los años siguientes, esta asociación logró que la Cámara de los Comunes aprobara el voto femenino, pero fracasó ante la oposición conservadora de la Cámara de los Lores.

En el mismo año de 1866, se integró en Francia la Societé pour la Reivindicatión des Femmes, que desapareció con la derrota de la Comuna de París y fue sustituida por la Societé pour l´Amelioratión du Sort de la Femme, menos radical en sus planteamientos.

En 1878, se realiza en París el primer congreso feminista internacional y posteriormente, surgen varias organizaciones con el mismo objetivo.

4En 1884, la escritora mexicana Laureana Wright funda la revista "Violetas de Anahuac", en donde se demandó el sufragio para la mujer y la igualdad de oportunidades para ambos sexos.

En 1890, las dos grandes asociaciones feministas norteamericanas existentes, se unifican y extienden su lucha a toda la nación a favor del voto de la mujer y su acceso a la educación y al trabajo profesional.

En 1895, el Partido Socialdemócrata alemán presentó una moción al Reichstag en favor del sufragio femenino que no triunfo, pero si motivó la proliferación de asociaciones de todo tipo que luchaban por el voto de la mujer, lo cual supuso un cambio de orientación hacia posturas más moderadas, ya que el movimiento feminista cayó en manos de mujeres de la clase burguesa.

4Situaciones análogas se registraron también en otros regiones y dos países no europeos fueron los primeros en conceder el sufragio femenino: Nueva Zelanda en 1883 y Australia en 1902, los cuales fueron seguidos por Finlandia (1906), Noruega (1913), Dinamarca e Islandia (1915).

En Inglaterra, la Women´s Social and Political Union, dirigida por Emmeline Pankhurst, continuó realizando acciones que desembocaban en enfrentamientos con la policía y en la detención de decenas de mujeres, como la propia Pankhurst, que recurría a la huelga de hambre. En 1913, el gobierno disolvió la asociación. La Primera Guerra Mundial requirió del trabajo femenino para el esfuerzo bélico, con lo que se demostraba que las mujeres podían desempeñarse con igual eficiencia que los hombres en tareas antes reservadas para ellos. Los sufragistas fueron amnistiados, pero cesaron su activismo y a requerimiento de Jorge V, las inglesas aceptaron colaborar en el esfuerzo bélico. Finalmente, el voto le fue concedido a las británicas en los meses finales del conflicto. Sin embargo, se les exigió cinco años más de edad que a los hombres, lo cual no fue igualado sino hasta 1928.

En México, innumerables mujeres participaron en forma destacada en los inicios y desarrollo de la Revolución Mexicana. En 1915, el Gral. Salvador Alvarado convocó al Primer Congreso Feminista, cuyas conclusiones enfocadas en las condiciones socioeconómicas de las mujeres no llegaron a plantear la cuestión del voto femenino. Unos meses después, Hermila Galindo y Edelmira Trejo solicitaron, cada una por su lado, el voto femenino al Congreso Constituyente, pero el tema no llegó a tratarse y si bien la nueva Constitución no negó la ciudadanía a la mujer, tampoco se la otorgó expresamente. Sin embargo, en 1923, el Estado de San Luis Potosí concedió el voto femenino a nivel municipal y dos años después el Estado de Chiapas dio a la mujer los mismos derechos políticos del hombre. En 1928, el nuevo Código Civil estableció la igualdad jurídica de la mujer.

Las transformaciones sociales resultado de la guerra, se conjugaron para que en la mayoría de los países se reconociera el derecho al voto de la mujer, no sin largas luchas e intensas campañas, se estableció el sufragio femenino en los Países Bajos y la Unión Soviética, en 1917; en Austria, Polonia, Checoslovaquia y Suecia, en 1918; en Alemania, en 1919; en Estados Unidos, en 1920; en Sudáfrica en 1930; en España, en 1931; en Brasil, en 1932; en Cuba, en 1934; en Rumania, en 1935; y en Filipinas, en 1937.

En 1934, durante la campaña presidencial de Lázaro Cárdenas se creó el sector femenino del Partido Nacional Revolucionario en México. Ya como presidente envió una iniciativa para otorgar el voto femenino que se estancó en las cámaras legislativas.

Después de la Segunda Guerra Mundial, además de Francia (1946), el voto fue concedido a las mujeres en la mayoría de los países del mundo, como la India (1949).

En México, se dio el voto a las mujeres en las elecciones municipales en 1946 y Virginia Soto fue electa la primera presidenta municipal en Dolores, Guanajuato. Hasta 1953, se reconoció el derecho al voto femenino en las elecciones federales.

Tras la concesión del voto a la mujer, el movimiento feminista pareció detenerse. Sin embargo, el derecho al voto lejos de haber sido el fin de la guerra de las mujeres, fue el inicio de otras formas de reclamo de equidad, sobre todo a partir de la década de los sesenta. Los libros de Simone de Beauvoir (El Segundo Sexo) en Francia, para quien la liberación de la mujer significaba también la liberación del hombre, y de Betty Friedan (The Femenine Mystique) en Estados Unidos, que denunció el acondicionamiento de la mujer para aceptar la pasividad y la dependencia, marcaron el surgimiento del feminismo actual con nuevas perspectivas.

El control de la natalidad y la revolución sexual de los sesenta dieron nuevos objetivos al feminismo y permitieron la emancipación de la mujer en su papel tradicional de madre y esposa.

En 1975 la Organización de las Naciones Unidad declaró la Década de la Mujer, con lo cual el movimiento feminista alcanzó escala mundial.

4No obstante, ni la conquista del sufragio femenino, ni el vigoroso movimiento feminista contemporáneo han modificado esencialmente las condiciones de las mujeres. Los estudios del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo concluyen que ningún país trata a las mujeres igual que a los hombres, que todavía hay disparidad de oportunidades entre los sexos, y que aun en naciones industrializadas hay discriminación laboral y salarial, desigualdades que son más graves en los países pobres. Por lo general, a las mujeres se les asignan las tareas más mal pagadas y de escasa productividad, su ingreso a los niveles de educación media y superior es mucho menor, son las víctimas principales de la violencia familiar y de los abusos sexuales, asimismo, su participación política y en los puestos de dirección es reducida. Además, durante las elecciones, los candidatos que utilizan a sus esposas para hacer campaña refuerzan el papel tradicional y de subordinación de la mujer al hombre.

El movimiento feminista ha actuado como una fuerza política independiente en muchos países, pero también ha estado afiliado a varios partidos y grupos políticos; ha intervenido en reformas tales como el derecho al voto femenino, la legalización de la igualdad de derechos sin distinción de sexo, cambios sociales y económicos como el libre acceso a la educación superior, la reducción o eliminación de prejuicios profesionales y la amplia difusión de técnicas anticonceptivas. Ha denunciado también los estereotipos de la mujer que transmiten los medios masivos y que refuerzan su dominación, ha logrado feminizar las morfologías de las lenguas y ha luchado por una mayor participación política femenina y por el más amplio acceso de las mujeres a los cargos directivos en la política, en el gobierno, en la empresa y en todos los campos de la actividad humana.