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Franceses rechazan claramente la Constitución en el referéndum

Francia rechazó hoy claramente en el referéndum la Constitución de la Unión Europea (UE), según cifras difundidas por el Ministerio del Interior, arrojando incertidumbre sobre el futuro de la proyectada Carta Magna.

Publicada 29 de mayo 2005, El Diario de Hoy

Los franceses celebraron en La Bastilla, los resultados contra la Constitución Europea. Foto AP
DPA
El Diario de Hoy
internacionales@elsalvador.com

Con alrededor del 95 por ciento de los votos escrutados, el tratado fue rechazado por el 55,3 por ciento, en lo que constituye una humillante derrota para las autoridades en París y Bruselas.

Todos los sondeos de la semana pasada ya pronosticaban una clara victoria en las urnas de los opositores a la Constitución comunitaria.

El presidente, Jacques Chirac, señaló que "tomó conocimiento" del no pronunciado hoy por sus compatriotas y puso en perspectiva cambios en el gobierno.

En una breve alocución, Chirac aseguró en París que en los próximos días dará a conocer su decisión, y asimismo prometió un "fuerte y nuevo impulso". En Francia se estima que será relevado el impopular primer ministro Jean-Pierre Raffarin.

El jefe de Estado galo le aseguró a los franceses que pese al rechazo de la Carta Magna, el lugar del país en Europa se verá plenamente conservado. "Francia permanecerá en Europa", aseguró.

De todas maneras, el triunfo de los opositores a la Constitución conlleva "un entorno difícil para la defensa de nuestros intereses en Europa", apuntó.

El referéndum representa una humillante derrota para Chirac, quien decidió que la aprobación de la Constitución fuera sometida a un plebiscito, en lugar de remitirla al Parlamento.

Muy probablemente, pondrá fin a sus ambiciones de presentarse para un tercer mandato en 2007, y lo fuerza a demorar o abandonar sus planes de impulsar reformas económicas.

"Una derrota para Francia", sostuvo la ministra de Defensa, Michèle Alliot-Marie. El ministro de Relaciones Exteriores, Michel Barnier, se refirió a una "verdadera decepción".

"Estas son muy malas noticias para Europa", dijo el ex ministro de Finanzas Dominique Strauss-Kahn, quien hizo campaña a favor del tratado.

Los opositores a la Constitución de todas las orientaciones políticas festejaron su triunfo y marcharon en París hacia la Plaza de la Bastilla, donde tradicionalmente se festejan las victorias electorales.

De esta manera, la Constitución comunitaria queda sin efecto, porque debe ser ratificada por los 25 miembros del bloque para entrar en vigencia.

Francia era el décimo país en decidir sobre la Carta Magna. La Constitución ya ha sido ratificada en referéndum por España y Eslovaquia y por los parlamentos de Alemania, Italia, Lituania, Hungría, Eslovenia, Grecia y Austria.

Ahora queda abierto si el proceso de ratificación continuará en los restantes países miembros como estaba previsto y si eventualmente, como proponen algunos políticos, podría haber un segundo referéndum en Francia más adelante.

Hasta ahora en la UE rige el Tratado de Niza, con el cual son más difíciles de alcanzar las decisiones por mayoría en el Consejo de Ministros que con la Constitución.

La participación electoral, de entre el 70 y un 70,5 por ciento, fue algo superior al 69,7 por ciento de la consulta sobre el Tratado de Maastricht de 1992.

Los temas dominantes en la campaña electoral fueron la insatisfacción con el gobierno y las aspiraciones europeas. Chirac le aseguró a sus compatriotas que tras la consulta se empeñaría en una "nueva dinámica".

Las intensas disputas dividieron al Partido Socialista, y en el grupo del "no" también surgieron comuniones inusuales de intereses entre la derecha y la izquierda.

Los observadores aguardan ahora la formación de un nuevo gobierno, en el cual el ministro del Interior Dominique Villepin es favorito para asumir la sucesión de Raffarin.

 

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REFERENDUM

'Es un principal instrumento principal de sufragio en una democracia directa y consiste en el proceso por el cual los ciudadanos, el pueblo o la masa electoral, participan por la vía consultiva o deliberativa, en la decisión de aprobar o desaprobar una disposición constitucional o legal propuesta o ya vigente. Se trata así, de proporcionar al electorado una participación directa en la estructuración de las leyes, de liberar a los electores de los partidos políticos y de hacer que el gobierno responda más a la voluntad popular en la determinación de las políticas públicas. De hecho, cuando es obligatorio, sustituye a las asambleas representativas en la adopción final de la ley. El término es una locución latina derivada de "referre",referir, que indica "lo que hay que consultar".

Generalmente en la consulta sólo cabe responder "sí" , "no" o dejar la papeleta en blanco para significar "abstención".

Se distingue del plebiscito porque tiene mayor regularidad y es objeto de disciplina constitucional; además, es una consulta sobre un asunto de naturaleza jurídica, mientras que el plebiscito aborda tópicos políticos, cuestiones de hecho, medidas de gobierno, etc. Por lo regular, el plebiscito es un recurso utilizado por los dictadores en los regímenes totalitarios.

Hay varios tipos de referenda, por lo que se puede clasificar de acuerdo a diversos criterios:

Por su origen, el referéndum puede ser: popular, presidencial, legislativo.

Por su eficacia normativa puede ser: constituyente, cuando tiene que ver con la aprobación de una Constitución; constitucional, si se atiende a la revisión, enmienda o modificación de una constitución; y legislativo o administrativo, si se refiere a leyes o actos administrativos.

Por su eficacia territorial: puede ser nacional, estatal o local.

Por sus efectos: puede ser constitutivo, modificativo o abrogativo.

Por su carácter jurídico: es obligatorio, si es impuesto constitucionalmente como condición de validez para determinadas normas jurídicas, de modo que éstas carecen de eficacia jurídica si antes no han sido sometidas a la aprobación popular; o facultativo, si la atribución de ejecutarlo depende de la voluntad discrecional del presidente de la República, del Parlamento o de un grupo de ciudadanos según lo estipule la ley, de modo que aquél no es un requisito para la validez de las normas jurídicas.

De acuerdo a sus consecuencias, el referéndum (obligatorio o facultativo) puede ser una etapa de un procedimiento constitucional, legislativo o administrativo, o bien puede constituir un acto deliberativo único.

Se critica al referéndum porque supone desconfianza en los órganos legislativos, y desvirtúa y debilita el principio de la representación, lo cual puede originar anarquía en la legislación.

Además, aunque teóricamente el referéndum es una manifestación de la soberanía popular sobre un problema, en la práctica adquiere un significado y una eficacia distintos porque requiere de un gran espíritu ciudadano y de interés en los asuntos públicos a menudo inexistentes.

Por lo que toca al pueblo, éste puede participar de modo más o menos intenso en el referéndum, conforme a su nivel de preparación política, según el grado de interés que despierte la materia en cuestión, de acuerdo con la frecuencia con que se acuda al referéndum y en general, del nivel cultural de las diversas comunidades, todo lo cual determina que la decisión tomada sea racional e informada o simplemente basada en emociones. Por eso, cuando los asuntos planteados son complejos, confusos o contradictorios a los ojos de los electores, con frecuencia se abstienen de votar o votan "no" a todas las proposiciones, o lo usan como un medio de repudio general contra la política gubernamental; además, si por ejemplo, los llamados a las urnas son constantes, se puede provocar cansancio en el votante y generar abstencionismo en las futuras convocatorias; un problema adicional es que los políticos pueden usar el referéndum como instrumento de propaganda para promover sus carreras personales.

Por otra parte, en teoría, el referéndum se distingue de otras votaciones (como las elecciones de los órganos representativos), por enfocarse en un problema concreto, al margen de los partidos. Sin embargo, esta situación sólo se da cuando no existe gran conflicto entre los partidos o éstos tienen una estructura débil y ha habido cierta tradición en el uso del referéndum. De lo contrario, el conflicto partidista atrae al referéndum a la misma órbita y la votación se expresa dentro de los mismos parámetros partidistas. En estas circunstancias, el referéndum sólo sirve como instrumento de información sobre opiniones corrientes acerca de problemas específicos.

También la experiencia norteamericana y suiza parecen mostrar una tendencia de los resultados del referéndum a manifestar posiciones de carácter conservador.

Finalmente, no obstante su naturaleza democrática, el referéndum puede ser distorsionado mediante los procedimientos utilizados, la propaganda y la manipulación electoral.

A pesar de todo, los electores de los países en donde existe el referéndum se niegan a descartarlo. Lo defienden como un medio de que los políticos no pierdan el contacto con las preferencias populares.

Hoy en día, el uso del referéndum se ha intensificado, en parte por las bajas capacidades que muestran los gobiernos para realizar programas públicos efectivos. A esto se une el hecho de que también los partidos políticos han perdido legitimidad como instancias de representación política. De ahí que los ciudadanos o electores recurran al referéndum para protestar por la falta de eficacia en la actuación gubernamental.

El interés en el referéndum es un fenómeno característico del siglo XX. El liberalismo enfocó las luchas democráticas en la extensión del sufragio para la elección de los representantes populares y no buscó la extensión del objeto del sufragio que es lo que plantea el referéndum. En Estados Unidos se comenzó a instrumentar durante el siglo XIX, pero fue hasta después de la Primera Guerra Mundial cuando el referéndum tuvo más aceptación para satisfacer la demanda de mayor participación directa de los ciudadanos en la determinación de las políticas públicas: En Francia, durante la Quinta República, tuvo también una amplia aplicación.

Actualmente varios países utilizan el referéndum. En Estados Unidos varios estados lo han adoptado, con carácter opcional, para decidir medidas financieras excesivas o innecesarias aprobadas por las legislaturas estatales, o como requisito obligatorio para decidir el incremento de la deuda pública o el establecimiento de impuestos en los gobiernos locales y municipales, por ejemplo. En Suiza, las reformas constitucionales requieren del referéndum obligatorio. En España existe una Ley Orgánica del Referéndum. En Gran Bretaña el referéndum ha sido limitado a los grandes asuntos constitucionales. En América Latina el referéndum existe con distintas modalidades en Colombia, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Nicaragua, Panamá, Perú, Venezuela y Uruguay. En México, carece de tradición jurídica, pero fue incluido en la legislación del Distrito Federal, aunque su reglamentación ha sido incompleta, por lo que no ha operado.