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DECISIÓN O ELECCIÓN RACIONAL, TEORÍA DE LA

Se refiere a que la Cconducta de los individuos, grupos e instituciones puede ser entendida como una serie de decisiones racionales diseñadas, en analogía con la economía, para maximizar su utilidad.

Dentro de los enfoques deductivos de la política, derivados de las teorías económicas, que suponen que la acción política es una búsqueda racional de objetivos, destaca la teoría de la decisión racional.

Considera al orden social como el resultado no planeado de los actos de intercambio entre los miembros de la sociedad, es el producto de la acción de individuos racionales que conjuntamente toman una decisión que no pueden controlar.

La conducta racional obedece a varios principios:

El principio de la maximización de la utilidad esperada señala que se escogerá la opción que ofrezca por término medio el mejor resultado. El principio de la teoría de la probabilidad (teorema de Bayes) establece una regla formalmente óptima para la transformación de las opiniones a la luz de nueva información. Dicho de otra manera, las personas actúan en función de la utilidad presente y de la utilidad esperada. La práctica parece demostrar que las personas se comportan conforme a estos principios a no ser que intervenga una persistente ineficiencia en el tratamiento de la información.

La racionalidad no tiene que ver con lo que se desea sino con la ejecución del deseo. Asimismo, se busca satisfacer esos gustos de manera congruente o racional.

La gente tiende a tratar de manera conservadora la información, por lo que puede reunir demasiada información y demorar la decisión.

En suma, los humanos parecen encontrarse capacitados para maximizar bastante bien la utilidad esperada, salvo cuando el costo de errar es bajo. Pero depende de la situación en que se hallen, de lo que se ponga en juego, de la magnitud de la información que posean, etc.

La teoría tiene sus orígenes en Adam Smith (La Riqueza de las Naciones) que considera que los individuos al perseguir su autointerés promueven el bienestar público sin que éste sea su propósito. También se reconoce a Condorcet, quien en 1785, descubrió que podía haber varias mayorías al mismo tiempo: A sobre B, B sobre C y A sobre C (El ganador "Condorcet" es el que triunfa en todas las combinaciones). Pero su fundador indiscutible es Anthony Downs (An Economic Theory of Democracy) que la sistematizó a finales de los cincuenta.

La teoría es altamente abstracta y de gran contenido matemático, partió de modelos que trataban de explicar los precios y la asignación de recursos por la maximización racional de la utilidad de los actores económicos en relación al desembolso de dinero, los cuales comenzaron a aplicarse a la política.

Sus postulados más sobresalientes pueden esquematizarse de la manera siguiente:

a. Parte del supuesto de que los individuos se comportan racionalmente o explora la hipótesis de lo que sucedería si los individuos se comportaran racionalmente. La racionalidad se caracteriza por la transitoriedad y la consistencia de la decisión. La primera, se refiere a que quien decide puede optar por A, B, C o D. La consistencia se refiere a que un individuo escoge igual cuando se le presentan las mismas opciones en idénticas circunstancias.

b. Se basa en la creencia de que los hechos sociales y políticos (el voto por ejemplo) son resultado de decisiones racionales tomadas por individuos o colectividades. Considera que la decisión se toma a partir de una situación inicial en la que existen restricciones objetivas (físicas, económicas, etc.); percepciones de los individuos (electores) que tomarán la decisión frente a esa situación; y un orden de preferencias que tienen esos mismos individuos acerca de resultados posibles de la decisión a tomar (triunfo de partidos o candidatos).

c. Supone que esos individuos actúan para maximizar sus preferencias conforme a la situación que perciben. En consecuencia, la decisión general o colectiva (votación) será resultado de las decisiones de los individuos (votos), las cuales serán producto de su acción (votar) racionalmente seleccionada, aunque estos individuos no puedan prever que el resultado final (el triunfo electoral) será el que ellos tratan de obtener o desean.

d. De este modo, el elector decide votar o abstenerse en función de los beneficios y costos derivados de su acción; si decide votar lo hará por el partido o candidato que se encuentra más cercano a sus propias posiciones políticas ideales o que cree desempeñará mejor el cargo en disputa.

e. Según Magaloni, el modelo de cálculo del voto es R=PB+D-C, en el cual el beneficio esperado (R), resulta de la estimación que haga el elector de su partido o candidato favorito (B), y de si piensa que su voto será decisivo para ganar la elección (P), reforzada por su sentido cívico (D), frente a lo que le costará ir a las urnas (C) en términos de pérdida de tiempo, por ejemplo. El elector votará si estos costos (C) son menores al resto de los factores (PBD). En suma, a menores costos o mayores beneficios la gente votará más. Se explica así por qué las elecciones competidas registran votaciones más altas.

f. La decisión de votar se toma con base en información imperfecta, dado que los electores tienden a "ahorrar" los costos de informarse, por lo que acuden a evaluaciones prospectivas (lo que dicen que harán los candidatos en sus campañas) y retrospectivas (lo que ya hicieron en el poder), y deciden en función de estas evaluaciones . Si los ofrecimientos de los candidatos no son claros, pesará más en el ánimo del elector la situación prevaleciente (crisis o prosperidad, por ejemplo) para bien o para mal, de modo que el elector volverá a apoyar o rechazará al partido en el poder (voto de castigo).

g. El elector es reacio a desperdiciar su voto, por lo que cuando calcula que su candidato preferido no ganará, cambia su voto a favor de otro con mayores probabilidades de triunfo y que goza también de su preferencia (voto útil o estratégico).

De este modo, la tesis de la decisión racional concede una importancia fundamental a la influencia que tienen en el voto factores de corto plazo (ciclos económico, candidatos, propuestas, etc.), por lo que se opone a las tesis estructuralistas que consideran que la racionalidad humana es poco frecuente y casi nunca determinante de los actos y sucesos políticos; que el mundo social y político debe ser comprendido en términos de fuerzas y relaciones que sustentan la acción y el lenguaje más allá de la experiencia inmediata y por consiguiente no son directamente observables.

Para algunos estructuralistas, por ejemplo, las decisiones electorales son productos de la identificación con un partido, de la orientación respecto a los candidatos y de la orientación hacia las cuestiones políticas. La primera es un factor estable, normalmente de tradicion familiar, que sólo cambia cuando se producen acontecimientos sociales de trascendencia. Si los candidatos o los problemas no tienen importancia, la identificación determinará el voto; lo mismo que si los electores disponen de información escasa sobre los temas y debates, tienden a confiar más en los partidos con los que mantienen vínculos duraderos y estables. La teoría de la decisión racional considera que esta identificación funciona también como un factor racional, no afectivo o irracional.

Se ha criticado a la teoría de la decisión racional porque no ha clarificado si su carácter es normativo o deivo (si se trata de cómo se decide el voto o cómo debe de decidirse el voto), así como porque produce proposiciones tan claras y definidas que lógicamente pueden ser desmentidas por las observaciones del mundo real.

Asimismo, Vilamala (Abstencionismo) señala que la teoría de la elección racional "explica la participación en base a la utilidad esperada del voto (R) como función de la probabilidad de influenciar en las decisiones (PB) menos la utilidad esperada de la abstención (C): R=PB - C. El problema siempre es el mismo, la teoría de la elección racional nunca considera que el individuo pueda - tal como sucede en la realidad - no obrar racionalmente mediante cálculos de costes/beneficios, así como tampoco el individuo consigue acaparar toda la información de que debería disponer para realizar su elección de manera racional".

Además, señala Paula Casal (Dilema del Prisionero): "El problema es que lo individualmente racional conduce al fracaso colectivo. Lo mismo puede ocurrir en el caso de muchas acciones colectivas (manifestaciones, revoluciones, guerras, votaciones, etc.) y en muchos otros contextos...un mundo de maximizadores directos, que calculen los beneficios de cada acción concreta, considerada aisladamente y elijan la opción que maximice su utilidad, podría ser una auténtica pesadilla.